Skip to content Skip to footer

Sigo contando algunos ejemplos sobre lo que voy descubriendo de mi patrón de bajo registro (leer artículo anterior aquí) en mi perfil sensorial.
Hoy voy a escribir sobre cómo se ve afectado mi día a día.

ROPA Y COMPLEMENTOS
Con todo este proceso de autoconocimiento he descubierto que me gusta más la ropa y calzado que pesen, que la ropa ligera. Me siento más segura y menos torpe. Los mismo con los zapatos.
Para estar en casa me gusta la ropa ancha pero que pese igualmente.
Y para salir a la calle suelo ir con ropa más bien ajustada en las piernas (pitillos o leggins) y en el torso (tipo camisetas de tirantes) siempre con cosas anchas por encima, claro. Es algo curioso, ya que me siento más cómoda así en la calle, pero cuando llego a casa necesito “descomprimir”.
Me incomoda llevar bolsos que no pesen. Vamos, que mis bolsos pesan un montón y al pensarlo me he dado cuenta de que siempre me han hecho comentarios tipo “¿llevas un ladrillo en el bolso?” o “¿cómo no te van a doler las cervicales con tanto peso?”. 
Me gusta cargar con bolsas pesadas del supermercado.
Hace unos meses hablé sobre el tema de dormir tapada aquí. Creo que algo tiene que ver también.

EN EL TRABAJO 
Siempre me han dicho que tecleo muy fuerte y creo que tienen razón. Sobre todo tras darme cuenta de que “casualmente” siempre dejan de funcionar algunas letras de los teclados de mis ordenadores.
Por otro lado, a veces me preguntan si estoy enfadada porque cierro los cajones a golpes. Y no, no estoy enfadada ni me había dado cuenta de los mamporros que voy dando.
Lo curioso es que el ruido  tanto con los teclados como los cajones normalmente no me molesta si lo hago yo y no lo soporto si lo hacen los demás.

Y tanto en casa como en el trabajo, soy la reina de los moretones que aparecen sin saber cómo me los he hecho y, a la vez, puedo golpearme 1000 veces con la misma esquina de la misma mesa.  

Hasta aquí algunos ejemplos más de estas pequeñas cosas que me hacen NeuroDivina 😉

Deja un comentario

Go to Top