No me había dado cuenta de lo literal que soy hasta que he ido abriendo los ojos y siendo más consciente de todo lo que siento, hago y digo.
En uno de los aspectos donde he visto que la literalidad me afecta más en mi día a día es en las opiniones y en el hecho de responder innecesariamente a preguntas retóricas.
De la falta de filtros, en cambio, sí me había dado cuenta y era plenamente consciente de ello. Siempre ha sido parte de mi encanto (esto no estoy segura de si lo he dicho con ironía).
OPINIONES
Me considero una persona muy prudente. Y, a la vez, soy consciente de que la falta de filtros puede provocar una transparencia en mis opiniones que dé pie a malos entendidos.
Lo que no sé es si esta prudencia ya me venía de serie o es algo que he ido adquiriendo con los años (voto por lo segundo). Aunque más que prudencia diría que es “contención” tras analizar el funcionamiento de algunas interacciones sociales.
Voy a intentar explicarme.
A mí si me preguntan opinión, la doy. Pero con los años me he dado cuenta de que en muchas ocasiones las personas se sienten molestas si no dices lo que esperan, o mejor dicho, lo que necesitan quieren escuchar en ese momento.
Sé que las cosas se pueden decir de muchas maneras y que, obviamente, se tienen que mantener unas formas. Igual que también sé que las cosas negativas tienen que decirse con tacto para no hacer daño a las otras personas.
En mi contra tengo que decir que a veces soy brusca, o seca diciendo las cosas. Muy escueta, clara y concisa.
Y a mi favor tengo que decir también que no lo hago con mala intención, ya que muchas veces lo hago por “bloqueo”. Sobre todo cuando se espera de mí una respuesta “rápida”. O si hay varias personas esperando mi comentario y/o mirándome.
Y oye… no es por nada, pero suelo tener opiniones muy prácticas.
Ejemplo:
Estamos un grupo de chicas y una de ellas nos cuenta su situación con un chico que le gusta mientras las demás vemos claramente que al chico no le gusta ella. Las demás chicas intentarán hacerle entender que quizás debería alejarse blablabla. Yo suelo ser la que está callada hasta que suelto un “me sabe mal, pero creo que no le gustas y te está tomando el pelo”. Directa. Y, sí, sé que es duro que te digan las cosas así.
A mí me va bien que me las digan así, sino me pierdo con tanta floritura. Pero, supongo que no es lo “común” y esto hace que pueda caer mal.
PREGUNTAS RETÓRICAS
Definición de pregunta retórica: Se trata de una pregunta que se formula sin esperar respuesta, con la finalidad de reforzar o reafirmar el propio punto de vista, al mismo tiempo que incentiva al oyente a reflexionar sobre un asunto o que adopte un cambio en su conducta.
Yo tengo el don (ironía) de tener “automatizado” el contestar a todas las preguntas. Me sale de manera automática e impulsiva. Pregunta – respuesta. ¡Zasca! Así sin pensar.
Encima, a temporadas automatizo “respuestas absurdas” como puede ser la que tengo ahora para todo: croquetas (no es broma).
Ejemplo:
Alguien: ¿y ahora qué hacemos con estos?
Yo: croquetas
Alguien: ¿y qué haremos si nos deja?
Yo: croquetas
Alguien: ¿cuántas veces tengo que decirte que te vayas?
Yo: no lo sé
Alguien: ¿tengo monos en la cara?
Yo: no
Alguien: ¿con quién te crees que estás hablando?
Yo: contigo, ¿no?
CONCLUSIÓN
Soy así y no quiero cambiar.
Y hasta aquí un poco más sobre literalidad y falta de filtros, opiniones y preguntas retóricas.