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Ahora que llega el frío, una de las cosas que más me gusta es dormir de nuevo con el edredón y si es de esos grandes y pesados, mejor.

Siempre duermo con pijama y tapada. Aunque sea en pleno mes de agosto con un calor insoportable. No puedo dormirme si no tengo, mínimo, una sábana y algo de ropa. Si el calor es muy insoportable, saco un pie y/o pongo una mano tocando la pared o el suelo.

Y hablando de dormir… siempre con las puertas de los armarios cerradas y con todo lo que tenga dando vueltas en mi cabeza solucionado o apuntado en la libreta que tengo en la mesita de noche (en épocas de demasiada actividad, tengo que quitar la libreta).

Hay épocas, como la actual, en las que me cuesta dormir más de 5 horas. Entonces se mezcla mi estado normal de “marciana” con el de “zombie”. Una maravilla, oye.

¡Qué ganas tengo de probar la manta pesada! Tiene pinta de que va a ser el descubrimiento del mes 😀

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