He escrito sobre el contacto físico en varias ocasiones; ya que creo que es un rasgo muy característico en mí si hablamos de mi condición dentro del espectro del autismo.
De hecho, siempre he pensado que el contacto físico, en general, está sobrevalorado. Pero bueno, esto también debe formar parte de mi manera “diferente” de ver y percibir el mundo.
Desde niña me han criticado por ser tan “fría” o arisca. Y yo digo que sí, que lo soy. Me molesta el contacto físico en general.
Me irritan terriblemente los golpecitos en brazos y piernas, hasta el punto de ser desagradable con facilidad al apartarme o decirle a alguien que deje de hacerlo.
No soporto que me toquen la cara. Pero, sinceramente, ¿a alguien le gusta que le toquen la cara? Igual es algo que odio tanto porque de niña tenía tales mofletes, que era de lo más tentador para todas las manos pellizcadoras (palabro) pertenecientes a tías abuelas normalmente.
Me arrepiento de haber sido tan buena. Creo que más de una se hubiera merecido un poco de reciprocidad tras un pellizco de mejilla.
Por otro lado, estoy segura de que soy una persona muy cariñosa. No tanto por la parte física, porque por allí ya he confirmado que soy la dama de hielo, sino que más bien creo que lo soy con miradas, con acciones y con palabras escritas. Y no creo que sea malo el hecho de ser cariñosa de una manera diferente a la estipulada en las “reglas” que se imponen en nuestra sociedad.
Creo que toda muestra de cariño debería ser igual de válida y, sobre todo, no quiero sentirme mal por mostrar mi cariño de una manera diferente a lo habitual.
Me he llegado a sentir muy mala persona por no ser capaz de abrazar a alguien a quien quería con toda mi alma. o decirle un “te quiero”.
Ahora, por suerte, me he podido perdonar porque he entendido que no lo hice mal, lo hice diferente. Y eso no es malo.
En cuanto a abrazos, aunque os parezca de lo más contradictorio, me encantan y los necesito. Pero sólo los abrazos profundos. Esos abrazos que te dejan sin respiración (no literal). Eso sí, con aviso previo.
La pregunta que me hacen siempre, cuando hablo de contacto físico, es “por qué no me gusta”.
Me cuesta contestar a eso. Es una mezcla de sentir invadido mi espacio de una forma muy agresiva y , por otro lado, no lo siento necesario.
Otra pregunta queme suelen hacer es “quién sí y quién no” y esto es algo que me planteo yo misma muchas veces y podría meter en el saco de “no me entiendo ni yo”.
Hay personas a las que quiero mucho pero soy incapaz de abrazar y,, en cambio, otras personas a las que acabo de conocer y me apetece darles un abrazo de los que estrujan. Es algo sobre lo que tengo que pensar e intentar entender. Siento no aportar una respuesta a eso.
En mi primer artículo sobre este tema, mencioné que un día hablaría sobre los besos…. No lo he hecho todavía pero con este artículo os podéis hacer una idea si juntamos cara + contacto físico + mi espacio.
Y sin nada más que añadir, os mando un abrazo. virtual 😉