He hablado muchas veces de uno de mis grandes descubrimientos (y súper interés): mi DIS (Desorden de Integración Sensorial).
Hoy quiero iniciar un apartado nuevo en el que iré enumerando señales que voy aprendiendo a detectar y que indican que estoy desregulada.
Lo ideal será lograr no llegar a la desregulación, teniendo estrategias de regulación previas a superar todos los límites. Pero, de momento, creo que no está nada mal este primer paso en detectar esta desregulación y aprender a reconducirla.
Hoy empiezo con 5 señales inequívocas de que estoy desregulada;
- Cuando no dejo de apretar los dientes. Además, los aprieto tan fuerte que me puedo despertar de noche (aunque use las férulas) y/o provocarme dolores de cabeza insoportables. Así como tener problemas en la articulación temporomandibular (ATM).
- Siento escalofríos y, según va a más la desregulación, los siento con más frecuencia. Es como una necesidad de expulsar un exceso de energía que puedo aliviar un poco con aleteos, gritando, dando vueltas o andando deprisa. O todo junto bailando y escuchando música.
- La necesidad de llevar más peso. Me doy cuenta, por ejemplo, cuando al salir de casa, siento como si llevara el bolso vacío y no es así (llevo lo mismo de siempre). Esos días necesito sumar más peso del habitual con una mochila, bolsas, etc.
- Al rascarme las palmas de las manos, o la cabeza, de manera compulsiva. Las manos suelo rascármelas, también, con alguna superficie rugosa.
- Tengo menos tolerancia de lo normal a los ruidos. No soporto ni mi propia respiración. Y, aunque parezca contradictorio, suelo ponerme música con los auriculares, porque escucho tantos ruidos del exterior, o de mi propio cuerpo, que siento que enloquecería.
Recordad que el perfil sensorial de cada persona es único y variable en el tiempo.
Podéis encontrar más información sobre este tema en el apartado de integración sensorial y regulación.
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