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A lo largo de la vida nos toca gestionar situaciones difíciles, como la muerte de un ser querido, que son complicadas para todos, con o sin diagnóstico. 

Hoy voy a hablar del caso en el que estoy viviendo, y sintiendo, el sufrimiento de una persona querida que ha perdido a alguien muy cercano. Que ha perdido una parte de él. 

En estas ocasiones suelo tener reacciones de las que no siempre me siento orgullosa. Pero los nervios e inseguridades me suelen jugar muy malas pasadas.

En mi caso tengo bastante claro cómo necesito gestionar estos momentos: con soledad y espacio. Sintiéndome acompañada (importante) en la distancia pero sin sentirme agobiada.
También sé que esto es lo que necesito yo, pero puede ser distinto para los demás.

Estos días estoy intentando gestionar una de estas situaciones difíciles. Así que voy a intentar ordenar las ideas y a explicarme mínimamente bien. 

Ha fallecido una persona joven, de manera repentina y absolutamente injusta. Esto es algo para lo que nadie está preparado. Yo, por lo menos, no. Por no hablar del bucle en el que estoy, con pensamientos intrusivos, desde que lo supe.

Esta pérdida la está sufriendo de manera muy profunda alguien importante en mi vida. Un amigo de los de verdad. De los que podría considerar como a un hermano. Y me duele profundamente verle mal.

En las situaciones difíciles a veces me muestro fría, ausente y distante. Esto es positivo, supongo, cuando se tiene que gestionar una situación in situ, como un accidente o similar. Pero en casos como el que me ocupa ahora, puedo parecer una insensible. Y esto me duele muchísimo.

A veces me siento rota de tristeza, pero me cuesta exteriorizarlo. Aunque por dentro no pueda casi ni respirar.

Por un lado soy muy hermética para mostrar mis sentimientos, y supongo que, por otro lado, está el hecho de que no me sale mostrar el afecto como se esperaría. Esto me genera mucha angustia y sentimiento de culpa. Porque lo último que querría es que la otra persona se sienta mal por mi manera de hacer las cosas. 

Por este mismo motivo, a veces puede pasar que me esfuerce tanto en querer compensar esta falta de expresividad con mensajes y preguntas desde la distancia…. Y sé que puedo ser agobiante cuando me pongo en modo “intensa” al no saber cómo mostrar que “estoy aquí para lo que necesites”.   

En el directo, que en estos casos suelen ser situaciones con mucha interacción social, suelo soltar comentarios poco afortunados o me dan ataques de risa inapropiados. Todo ello sin ninguna mala intención, sino más bien como consecuencia del alto nivel de estrés que me supone y la dificultad en gestionar mis emociones en ese momento. 

Así estoy, gestionando emociones como puedo.

 

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