Aquí va una pequeña reflexión sobre algunos de los daños colaterales de obtener un diagnóstico tardío de autismo (trastorno del espectro autista).
Los primeros que me vienen a la cabeza son agotamiento y frustración tras demasiados años analizando, creando, imitando y llevando a cabo patrones de comportamiento para adaptarme a un mundo que no entendía.
Por otro lado, añadiría confusión al desvirtuar, yo misma, mi propia identidad para camuflar lo que me hacía ser y sentir diferente (recordatorio: diferente no es ni más ni menos); o para intentar ser la persona que correspondía en cada ocasión.
Todo esto va directo en detrimento de mi autoestima.
Es cierto que más vale tarde que nunca; y que el autoconocimiento y la propia aceptación son la base para empezar a vivir de manera más consciente y positiva.
Pero cuando no obtienes un diagnóstico a tiempo, antes de empezar a trabajar sobre el propio diagnóstico, tienes que “solucionar” los daños colaterales que has ido acumulando durante todos los años que has vivido a ciegas.
Uno de los objetivos de este blog es el de dar visibilidad y conseguir que cada vez sean menos los diagnósticos que llegan tarde o, en algunos casos, demasiado tarde.
Porque detrás de un diagnóstico que tarda tantos años, suele haber historias duras; algunas muy duras.
Recordad que el hecho de que, a veces, sea algo tan invisible no significa que no exista. ¡El diagnóstico precoz de autismo es urgente!
Os recomiendo a continuación la lectura de cómo llegué al diagnóstico aquí
Diagnóstico autismo tardío