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Confieso que le he sacado mucho partido a la “fama” de las rubias y al hecho de serlo. 

La de veces que me ha salvado cuando me han dicho algún comentario tipo “no te hagas la rubia”, dando por supuesto que yo no podía no haber entendido algo, a lo que normalmente he correspondido con una sonrisa mientras por dentro pensaba eso de “creo que no lo he pillado”  

Lo he escrito en pasado porque es algo que no tengo intención de seguir haciendo.
Ahora las cosas han cambiado y si no lo entiendo, lo pregunto. Y que piensen lo que le dé la real gana a quienes les sorprenda.

Y hablando de mechas, hoy he estado con la única persona que me puede tocar la cabeza sin que me sienta incómoda: Ana, la mejor peluquera del universo. Tiene un don como peluquera y muchos otros dones como persona.
A parte de hacerme sentir bien por fuera, me hace sentir muy bien por dentro porque respeta mi espacio, mis tiempos, mis despistes, mis silencios, mis conversaciones absurdas y mis desconexiones. ¡Gracias por existir!

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