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De niña leía mucho, devoraba los libros.

Con los años he ido dejando de leer, aunque las librerías (con ese maravilloso olor a libro nuevo) siguen siendo de mis sitios favoritos

No sé si se debe al TDAH o al aumento de la demanda social, que me tiene con la cabeza todo el día en mil sitios, pero me da pena haber perdido esta parte de mi infancia.

Quiero pensar que poco a poco iré relajando la tensión “social” y podré volver a perderme entre los libros.

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