Una de las cosas que ha afectado a mi día a día de una manera más visible para los demás es mi poca tolerancia a los ruidos y mi fobia a los petardos. Y cuando digo fobia, lo digo con todas sus letras en mayúsculas, subrayado y en negrita: FOBIA
Durante toda mi vida he tenido que soportar burlas por este motivo y tener que escuchar más de una vez que soy una inmadura o frases maravillosas tipo “parece mentira que todavía estés con estas tonterías”. Y ni hablo de los que han decidido aplicar una terapia de “choque” por su cuenta porque no quiero usar palabras malsonantes aquí.
No os podéis imaginar las veces que he tenido que dar explicaciones y pedir disculpas por tener miedo. ¿Habéis leído bien? Pues para mayor jolgorio, decir que en la mayoría de los casos mis argumentos (¿Mis emociones?) parece que no han sido satisfactorios.
Hasta ahora mi explicación era algo tipo “yo tampoco lo entiendo, es algo irracional que no sé cómo explicar; es algo que no puedo controlar, es una situación que se me va de las manos”. Ahora, quizás en esta nueva fase de mi vida (MI NUEVA VIDA), podré encontrar una explicación a esto (para mí y para quien la necesite, pero principalmente para mí).
Durante los últimos 30 años, aproximadamente, he consultado a muchos especialistas, he intentado encontrar un trauma no superado, una vida anterior relacionada con esto, me han medicado, he usado tapones y auriculares, he hecho ejercicios de relajación y respiraciones, me han sugerido que hiciera una regresión, he analizado el porqué… Y ahora mismo todo lo que puedo contar es:
Qué me pasa cuando sé que pueden haber petardos
Cuando sé que hay o pueden haber petardos (o pólvora en cualquier formato) en la calle, salir de casa se convierte en una tortura.
Para poner un ejemplo: en Barcelona, de donde soy y donde vivo, en junio estamos unas semanas sufriendo los petardos por las calles. Puedo estar días sin salir de casa para evitar la situación. Y si tengo que salir sí o sí, lo hago en horarios en que tenga estudiado que la probabilidad de encontrarme a gente tirando petardos sea mínima. Voy por calles, rutas, donde sé que es menos probable. Aún así, cualquier movimiento extraño de los transeúntes puede ser una sospecha de petardo con mi consecuente reacción.
El nivel de ansiedad sólo por pensar que “pueden haber petardos” es altísimo. Me pongo HISTÉRICA.
Y si normalmente ya voy por el mundo sobreanalizando todo, en estos casos hiperultrasobreanalizo cada detalle y, sobre todo, cada movimiento.
Qué me pasa cuando me encuentro expuesta a los petardos
Yo creo que puedo oler la pólvora a una distancia fuera de lo normal. Se me dispara la alarma interior y empiezan las palpitaciones, los sudores, el mareo, temblores en manos y piernas, el lloro, manos en los oídos, canturreo en boca y…. Empiezo a correr. De golpe estoy poseída por un “algo” que no puedo controlar. Y eso sí que me da miedo. Porque en una de estas podría tener un accidente y porque al darme cuenta cuando “vuelvo” me da mucha vergüenza.
No tengo miedo de que me hagan daño, ni de morir, ni de nada de nada. Esto va de ruido. Ruido seco. Esto va de la sensación tan fuerte que me provoca. Es como si se me fuera a parar el corazón y me tuviera que estallar la cabeza. La sensación de perder el control sobre mí.
GRACIAS a quienes habéis respetado siempre mi fobia y me habéis dado la mano (en sentido figurado) cuando lo he necesitado.