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Hay lunes, como hoy, que son demasiado lunes y a la vez hay demasiados lunes para mi gusto. Pero bueno, no nos queda más remedio que dejarlos existir si no les queremos coger manía a los martes 😉

A parte de la inestabilidad que estamos viviendo sufriendo todos, llevo meses trabajando en las nuevas rutinas en el trabajo, llevo 2 semanas trabajando sin descanso los fines de semana por una punta de trabajo que iba a terminar el viernes pasado (pero no) y hoy empiezo nuevas rutinas que han llegado sin avisar por las nuevas restricciones que nos han impuesto en el trabajo debido a la situación de la pandemia. 

Resultado: soy una bomba de relojería. Es posible que el aislamiento domiciliario (hablo del mío, no del confinamiento) previsto para el próximo fin de semana no sea suficiente. Aviso: peligro inminente de crisis.

P.D.: Cuando baje un poco la intensidad que siento ahora mismo me voy a esforzar en cambiar estas ideas negativas y pensar en la posibilidad de que todo puede cambiar de un día para otro. Porque de igual manera en que se ha torcido todo, supongo que puede mejorar (esto es el resultado del trabajo que hacemos en terapia 🙂 lo conseguiremos).

Os pido disculpas si no se me entiende demasiado en lo que he escrito… lo he ido pensando según escribía o escribiendo según lo pensaba, no lo sé. Creo que está bien compartir mis “malos” momentos.

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