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Hay cosas que reconozco que me cuestan, ahora y siempre. Como, por ejemplo, el hecho de recibir y corresponder los piropos, cumplidos, halagos… vamos, cuando me dicen cosas positivas.
(Las críticas y cosas negativas vendrán en otro capítulo). 

Voy a describir algunas situaciones:

Mi reacción tras recibir un halago o piropo
1- Respuesta automatizada = gracias + sonrisa levantando las cejas (y evitar la crítica auto destructiva hacia, tal y como trabajamos en terapia). 
2- Bloqueo (mientras estoy roja como un tomate maduro).
3- Pienso =  intento saber si lo que me está diciendo la otra persona es un “quedabién” o si lo cree de verdad. Muchas veces no acierto, pero nunca está de más intentarlo.  
4- Si la persona sigue ahí, intento detectar si debería (o está esperando a que lo haga) contestar con otro halago.
En cualquier caso se me notará que estoy nerviosa.
IMPORTANTE: no dejes de hacerlo; después me pongo muy contenta cuando analizo la conversación.

Cuando tengo (y no quiero) que contestar con otro halago
Lo más probable es que no lo haga porque no creo que deba hacerlo. A mí me gusta decir (o escribir) las cosas cuando me salen de verdad.
Pero cuando veo que no hay otra opción, mi intento de corresponder puede ser peor que el silencio incómodo. Y es más fácil que yo responda con una crítica hacia mí que con un piropo hacia la otra persona.
Si lo que tengo que decir es un “quedabién social”… apaga y vámonos porque se me escapa la risa, miro hacia otro lado… es imposible. Se me nota tanto, que a veces sin querer los digo con entonación de pregunta. 

Cuando sí quiero corresponder al cumplido
Si me dicen algo que me llega al corazón y es sincero, es posible que me quede callada, o conteste seria, con media sonrisa; haciendo que la otra persona perciba que no me ha gustado o que me da igual. 
Para intentar arreglarlo, hace un tiempo que digo cosas como “perdona si no lo parece, pero me siento muy halagada y me ha hecho mucha ilusión lo que me has dicho. Lo que pasa es que lo llevo por dentro” (¡y es así!). 
Y lo mismo me pasa con los regalos. 
Si tengo mucha confianza con la otra persona, es posible que tenga la reacción inversa y empiece a chillar, saltar, aplaudir… ¡despliegue a lo grande!

De mi hacia otra persona
Cuando soy yo la que siento que quiero decir algo bonito a alguien, sin que me haya dicho antes esa persona, es posible que sólo lo consiga por escrito. 
Llamadme cobarde, no lo sé. Es mi manera de comunicarme. Cuando es de palabra, si me pongo nerviosa, empiezo a decir tonterías y a meterme en jardines sin salida
Aunque es verdad que con los años lo he trabajado bastante y voy mejorando con quien tengo confianza. 

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