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Voy a intentar hacer un pequeño acercamiento a los conceptos de transparencia, literalidad y rigidez en el espectro autista. Siempre desde mi propia experiencia, claro.

No entiendo el sentido de la mentira más allá de las que pueda decir cuando no me siento con fuerzas para evitar un evento social o quiero evitar cualquier situación que me genera ansiedad (sí, soy altamente evitativa y quizás anticipo demasiado). Aunque diría que ni siquiera es una mentira porque lo que algunos verán como un “no quiero” para mí realmente es un “no puedo”. Porque NO PUEDO.  Ojalá pudiera ir y ojalá pudierais respetarme.

Es cierto que con los años he asimilado la mentira como una herramienta más de socialización. Qué contradictorio, ¿no? Además, se me da fatal.

Sé que más de una vez he tenido malos entendidos porque otras personas han interpretado mi conducta como una mentira e insisto: no. 
Quizás me cuesta darme cuenta de que que no he entendido una indirecta, o no he captado un mensaje entre líneas… y seguramente encima he interpretado de manera literal un doble sentido… ¿Os podéis imaginar a las personas a las que he podido hacer daño sin siquiera darme cuenta? ¿Y os podéis imaginar el dolor de no entender el porqué de unas reacciones?

Muchas personas me definen como una persona transparente, sin filtros; y lo ven como algo “gracioso”.  
¿Os digo una cosa? Mi sensación es que a los neurotípicos no os/les gustan las verdades tanto como se dice por ahí.  Queda bien decirlo y cuesta encajarlas. Quizás porque “estamos” acostumbrados a que se nos diga lo que queremos escuchar. En mi cabeza esto es mentir.
Yo, en cambio, necesito que se me digan las verdades con los mínimos rodeos (porque lo más seguro es que me pierda en ellos antes de que llegues al quid de la cuestión).  Si puede ser con cariño, mejor (ya he hablado de los sentimientos que SI que tengo).

Por mi parte, os diré las verdades. Perdonadme si os hago daño en algún momento (o muchas veces, o casi siempre) ya que a veces soy una poco “bruta” diciendo las cosas, pero dudo que lo haga de manera premeditada (entonces sería cinismo, en su doctrina filosófica de la Antigua Grecia, del que hablaré largo y tendido más adelante).
En resumen: El continente del mensaje igual no os gusta, pero el contenido será honesto y sin maldad.

¿Soy rígida? Con las cosas que me interesan, mucho. Me alteran los cambios repentinos (sí, como diría mucha gente “se me va”) y las normas están para cumplirse.
No soporto la injusticia ni el incumplimiento de las normas si esto afecta de manera negativa a otras personas, seres vivos o cosas. No tolero que se vulneren los derechos de los demás. No entiendo y (sí) condeno a quien permite que sucedan estas cosas sin hacer nada para evitarlo. No me entra en la cabeza y agradezco infinitamente ser así. Esta parte de mí espero que no cambie nunca.
Suelen decirme que no debería tomarme las cosas tan “a pecho” (entonces me pongo la mano en la parte alta del pecho de manera inconsciente)  y en ese momento pienso: esto creo que es la pasión y no sé vivir de otra manera.

Ya de paso, y sin venir a cuento, decir que me pone de los nervios los coches que circulan por el carril del medio teniendo libre el de la derecha. 

¿Perdono pero no olvido? Lo que tengo claro es que no olvido (menos lo que se me olvida casi sin haberlo retenido porque me genera interés cero) y lo que dejo en duda es lo de que si perdono o no. Creo que sí, pero ya sabéis lo que opina Platón en la Apología sobre Sócrates “sólo se que no sé nada”.
Entro en bucle una y otra vez cuando no entiendo algo aunque por suerte he aprendido a preguntar e intento explicar lo que me pasa.

Gracias por leerme y no juzgarme. Para mí no es fácil hacer estas reflexiones y me gustará ser capaz de explicar cada punto con más detalle y poder traducir en palabras las sensaciones que tanto me cuestan exteriorizar de manera “neurotípica”.

 

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