Skip to content Skip to footer

Hace tiempo escribí sobre mi miedo a volar. O mejor dicho, pánico a volar. Y ahora quiero compartir que por fin he logrado superar el miedo a volar 🙂

Podéis leer el primer artículo AQUÍ, por si os lo perdisteis.

Siempre me ha gustado viajar, soy inquieta y curiosa, pero me frenaba ese miedo. A raíz de la publicación de Neurodivina y punto me di cuenta de que tenía que hacer algo para superar o, por lo menos reducir, ese miedo; ya que la publicación del libro vendría acompañada de viajes y no quería renunciar a ellos.

Cómo

Gracias a Nadia, una seguidora de Instagram, me. puse en contacto con Marc Ribes (marc.ribes@marcsaero.com), un piloto en activo, que hace formaciones para perder el miedo a volar y concertamos una sesión en línea de 2 horas en las que me explicó algunas cosas sobre el funcionamiento de los aviones y yo le pude exponer mis miedos, mis dudas y hasta mis preguntas más “tontas” 😉 Me tranquilizó escuchar el porqué de cosas que para mí eran auténticos bucles del horror. Y entendí, por fin, que viajar en avión es un medio de transporte muy seguro.
Quizás podría contaros qué cosas pregunté y cuáles fueron sus respuestas, pero creo que no sería positivo que lo hiciera, ya que la forma en que Marc me lo contó y cómo os lo explicaría yo ahora, con mis palabras, sería un sinsentido..

Mi gran miedo en el vuelo era el momento de despegar. Ahora he perdido ese “gran miedo” y me queda sólo un respeto… bueno, vale, un poco de miedo pero muy llevadero.

En mi caso sólo necesitaba la parte más técnica, pero el curso completo va de la mano de otra persona con la que se trabaja toda la parte más emocional y la maldita ansiedad. Debo reconocer que en mi caso tengo un máster en gestión de la ansiedad y con los años he ido creando estrategias para regularme en momentos así.
Tras perder el miedo a volar, me di cuenta de que la parte del aeropuerto es mucho peor, para mí, de lo que yo creía.

A continuación os contaré cómo es mi experiencia ahora cuando tengo que viajar en avión.

Mi experiencia en el aeropuerto y el vuelo

Necesito ir muy pronto al aeropuerto, eso es vital para mí. Así puedo tomarme mi tiempo para hacer cada trámite, buscar la puerta de embarque, tomarme algo o buscar un sitio tranquilo donde sentarme y andar un rato de punta a punta de la terminal escuchando música para regularme antes de embarcar.

Yo no suelo pedir asistencia, pero hay varios aeropuertos de AENA que lo ofrecen a través del servicio de asistencia sin barreras. En mi caso me genera mucha ansiedad el control de seguridad.. En el aeropuerto de Barcelona, desde donde suelo viajar, hay un acceso exclusivo para personas con discapacidad. Podéis acceder mostrando la tarjeta acreditativa de discapacidad.
Aunque debo deciros que siempre tengo que aguantar miradas de cierta desconfianza por “no tener nada físico”. De hecho, en mi último vuelo tuve una experiencia nefasta en la que el personal de seguridad del arco me pidieron de nuevo, y de malas formas, mi acreditación con la intención de negarme el acceso. Cosa que no pudieron hacer porque ahí estaba mi tarjeta. Me quejé a AENA y me sugirieron que solicitara el distintivo de discapacidades invisibles. En un primer momento me pareció bien que existiera eso, pero por otro lado me parece lamentable que tengamos que hacer visible lo invisible para que una serie de personas con cero empatía nos puedan tratar de “pobrecitos”. Me parece un buen parche (¡buuuum!) hasta que las personas que tratan con personas, sepan hacerlo de igual manera con todas, independientemente de sus (dic)capacidades. ¡Y punto!

Una vez superado este trámite, llega el momento de buscar la puerta, un sitio donde esperar en el que pueda estar tranquila, ya sea un bar o alguna zona de espera apartada y unos 10 minutos antes de que abran la puerta de embarque, ando de punta a punta de la terminal, para regularme.

Cuando empieza el embarque, espero a que entren todas las personas al avión y finalmente entro yo. Para esto suele ser más cómodo embarcar la maleta, pero eso conlleva tener que esperarla al llegar. Ya que si no, es posible que me quede sin espacio para mi maleta y al aterrizar sea un lío ir a buscarla a la otra punta del avión. Vamos, eso me genera ansiedad en forma de bucle durante todo el vuelo.

Al subir al avión me abrocho el cinturón; saco algún objeto de apego para llevarlo conmigo y algún objeto para regularme en la mano (ahora suelo llevar mi libro encima las piernas y una cinta de pelo tipo tirabuzón en la mano y/o en la boca); y me pongo música con los auriculares con cancelación de ruido. (muy importante lo último). Posiblemente escucharé la misma canción en bucle durante todo el despegue.

Durante el vuelo ha mejorado mi estado de alerta, ansiedad y pensamientos intrusivos; pero es cierto que si el piloto nos va comentando cosas del vuelo, me ayuda infinito. De verdad que no son conscientes de la ayuda que supone hacer eso.
Normalmente me descargo juegos los días antes y me paso el vuelo tirando de juegos de palabras. ¡Me encantan!

Cuando son vuelos locales, al llegar al aeropuerto de destino, suelo estar tranquila porque hay indicaciones (¡¡pictos!!) y me desenvuelvo bastante bien si todo va siguiendo su curso. Si surge algún imprevisto, es altamente probable que entre en colapso y sería mejor haber pedido asistencia, estoy segura.
En el caso de vuelos internacionales, yendo sola, ahora mismo creo que elegiría pedir asistencia, porque posiblemente podría hacerlo pero llegaría en un estado de tal nivel de ansiedad que no podría hacer nada el resto del viaje. De hecho, me ha pasado en varias ocasiones, incluso yendo acompañada, que he llegado al destino totalmente K.O. Pero… hasta ahora tenía miedo y ahora ya no 😉 y eso ayuda a ahorrar energía, la verdad.

Posibles mejoras

Cosas que podrían mejorar desde mi experiencia personal:
– Que en el control de seguridad trabajen personas debidamente formadas y con sensibilidad (por favor y gracias).
– Tener salas de espera sensorialmente amables. Sobre todo cuando tenemos que hacer escalas en otros aeropuertos.
– La máxima información y anticipación por parte de la tripulación.
– Tener acceso a asientos en zonas del avión menos ruidosas.
– Y ya puestos a pedir: deseo una sociedad más empática que entienda que si durante el vuelo, o cuando sea, alguien colapsa, no lo hace para molestar a nadie sino que es algo que no puede evitar y, sobre todo, esa persona (y sus acompañantes) está sufriendo. Esto es aplicable en cualquier situación doméstica; incluidos los accesos prioritarios que tanto molestan a algunos.

DEJO ABIERTOS LOS COMENTARIOS POR SI QUERÉIS DEJAR LOS RECURSOS DE OTROS AEROPUERTOS / PAÍSES.

¡Seguiré volando sin miedo y seguiré informando!

57 Comentarios

Deja un comentario

Go to Top