Skip to content Skip to footer

Durante el tercer año han pasado muchas cosas, demasiadas quizás pero, sin duda, lo que más voy a recordar este año va a ser la publicación de mi primer libro, Neurodivina y punto; y si tuviera que dedicar este tercer año a alguien, sería a LA NIÑA QUE ESTUVO PERO NUNCA FUE.

Yo creía que escribir este libro iba a ser un ejercicio de mucha introspección y, sin embargo, escribir mi libro se convirtió en un acercamiento hacia esa niña a la que tanto necesitaba abrazar y pedirle perdón.
¿Por qué le pedí perdón? Pues no lo sé, pero sentía la necesidad de hacerlo.Durante estos tres años he aprendido muchísimas cosas; algunas de ellas me han hecho daño pero otras me han hecho un poco más feliz. He aprendido a conocerme, a respetarme, a desaprender a sobrevivir para aprender a SER.

Algunos días he deseado no saber más y otros días he necesitado devorar la información que me iba llegando. Como siempre, la montaña rusa de emociones ha estado presente en mi día a día.

Me encantaría decir que este año termina bien, con todo en su sitio, con todo aprendido y todo bien trabajado; pero la realidad es que NO. Este año lo termino iniciando una etapa que sé que será dura pero necesaria.
Una vez trabajadas muchas áreas, muchos porqués que “estaban por ahí”; ahora he llegado a esas cosas que se fueron enquistando, esas cosas que por supervivencia quise archivar en lo más profundo de mi, pero el dolor seguía ahí, en silencio, pero ahí.

Este año empiezo trabajando en los traumas (llamemos a las cosas por su nombre, sin tabúes ni vergüenzas innecesarias). Un paso muy necesario y para el que creo que, a pesar de todo, estoy preparada.

Para finalizar quiero decir: ¡GRACIAS GRACIAS y más GRACIAS! Por estar aquí, por hacer posible que poco a poco crea en mí y, por fin, consiga SER.

Go to Top